El Pusilánime

 La tristeza es un sentimiento que viene y va. Pero, por lo menos conmigo, una vez que viene, alquila un hospedaje de mínimo una semana en mi cabeza. Supongo que es algo que debería esperar. Tantos días estando bien tenían que parar en algún momento, tantos días en un constante estado de paz tenía que frenar. Hay veces que para dar lugar al enojo o a la soledad o alguna otra emoción que no esté acostumbrada a sentir seguido, más bien olvido que siento seguido. Es un olvido intencional, un olvido de infancia que nunca perdí y no creo perder en un futuro cercano.

 

El Pusilánime 

Es difícil decir lo que quiero decir

es penoso negar lo que quiero negar

 

mejor no lo digo

mejor no lo niego

Mario Benedetti

 

            Pero la tristeza sigue presente cuando me siento en el piso de mi cuarto. Cuando observo mis cuatro paredes, pero no me encuentro en ellas. Cuando intento responder al mensaje que me dejó así tirada y ninguna palabra sale. A mí siempre me salen las palabras. Se podría decir que mi silencio sí vale más que mil palabras, porque realmente nunca lo estoy. En silencio, quiero decir. Es un estado distópico para mí. Estoy en un estado desconocido, en el sentido que es nuevo, pero a la vez no lo es. Es distinto. Es algo que en algún momento iba a suceder, pero no sé por qué nunca creí que me pasaría a mí. 

            Así me encuentra ella. Me encuentra mirando a la nada con una mano en el celular y la otra tirada al lado mío.

 

El Pusilánime

Es difícil decir lo que quiero decir

es penoso negar lo que quiero negar

 

mejor no lo digo 

mejor no lo niego

Mario Benedetti

 

- ¿Qué pasó? ¿Estás bien? - pregunta ella. Estoy a punto de responder que sí, que estoy bien. Tengo esta tendencia de minimizar lo que me pasa, o directamente ignorarlo. Pero esta vez, algo me detiene. Yo no quiero hacer eso. Entonces, esa vocecita que me para también me dice que sea sincera. Total, es ella, no es nadie más, no es una desconocida.

-No, no estoy bien- le digo, y le cuento. Soy una cascada de emociones, una cascada de palabras, algunas con o sin sentido, pero para mí todas significan algo. Hablan sobre el inquilino de mi propiedad. Ese que vienen de vez en cuando pero nunca presto atención, ese que nunca llamo, pero aparece y me deja la casa un desastre. Mi inquilino no sabe de reglas, destroza mis muebles, pero más que nada, mis ventanas. Aparece y cuando desaparece lo hace como un huracán y yo voy detrás, tratando de vivir luego del caos que causó. 

-No quiero armar quilombo y tampoco perderlo. No sé qué hacer.

-Creo que sí sabés, solamente no lo querés admitir.

-No lo quiero lastimar.

-No lo vas a lastimar si sos sincera.

-Pero yo ya sé lo que él quiere y no sé si estoy para eso.

-Hablalo con él, por ahí las cosas no son como pensás.

-Ya sé, pero sigo teniendo miedo.

-Está bien que tengas miedo, es normal. Pero no dejes que el miedo se imponga en tu camino. Hablá con él, así va a ser todo más fácil. 

 

El Pusilánime

Es difícil decir lo que quiero decir

es penoso negar lo que quiero negar

 

mejor no lo digo

mejor no lo niego

Mario Benedetti

 

            Mejor no lo digo, mejor no lo niego. Prefiero ahogarme en el silencio con ella, por lo menos no estoy sola. Pero por ahora, quiero quedarme así, solo con ella en el piso de mi cuarto mientras me cuenta anécdotas de situaciones parecidas. Es mejor por ahora. Así, seguro que en algún momento lo digo. Pero ahora no. Y está bien. Bah, eso dice ella.

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