Efectos Colaterales
¿Qué pasaría si un día te despertaras con un tatuaje extraño en tu brazo, y sin recuerdo de cómo lo obtuviste?. Quizás estarías confundido, sin noción de que día fuera, de cuándo lo habrías hecho, de cómo habrías llegado hasta el local de tatuajes si nunca antes habías pensando en hacerte uno. Tu mente no lo entendería, pero trataría de hacerlo. Te quedarías unos largos minutos reflexionando sobre tu cama y observando tu alrededor para encontrar alguna pista. Y mientras observabas te encontrarías con cosas aún más extrañas dentro de tu cuarto. Un libro de cuentos en croata estaría apoyado en tu mesa de luz pero tu ni sabrías decir hola en ese idioma. Lo tomarías y observarías cuidadosamente, intentando así de alguna manera recordar cómo habría llegado ahí. ¿Qué situación te habría impulsado a llevarte ese libro el día anterior? Las dudas llenarían tu mente y no te dejarían pensar con claridad, verías las palabras imprentas ya como jeroglíficos y tendrías que acostarte una vez más para relajarte. Tanto te relajarías que te dormirías de vuelta por un par de horas más.
Al despertar de nuevo, tendrías la mente un poco más clara. Recordarías que te habrías excedido de alcohol la noche anterior y que por eso habrían ciertos momentos de la noche que no tendrían continuidad entre sí. Tendrías imágenes distorsionadas y separadas de las cuales no podrías distinguir cual iría antes que la otra. Pero al empezar a intentar generar una cronología temporal de la noche anterior, la imágen que más te llamaría sería la del hombre ciego que te habrías encontrado en algún momento de la noche. No sabrías quien era el hombre, pero tendrías un presentimiento de que sería la única persona que podría responderte las preguntas que aún te darían vueltas en la cabeza.
Con un objetivo en mente, te levantarías de la cama y harías el esfuerzo por ponerte presentable así podrías presentarte al público de tu vecindario. Intentarías parecer lo más pulcro posible, borrando cualquier evidencia del dolor de cabeza que aún comería tu mente y la fatiga que haría aún más difícil moverte con naturalidad. Entrarías al baño en suite que se une a tu cuarto y te ducharías para sacarte el malestar de encima. Pero nunca serías el mismo al salir de tu departamento. Nunca te enterarías del significado del tatuaje extraño en tu brazo ni el del libro en croata en tu pieza. Nunca tendrías el tiempo de aprender el idioma o intentar traducirlo, nunca te enteriarías de que dentro de él habría una nota que diría: “Te lo advertimos”. Nunca llamarías a la policía para reportar una amenaza dentro de ese libro, porque nunca encontrarías al hombre ciego.
Porque al salir de tu habitación ya preparado para encarar la calle, te encontrarías con el cadáver de un muerto desplomado en el suelo de tu comedor, te encontrarías con el hombre con un cuchillo clavado en la espalda sobre un charco de sangre. Sería el hombre ciego. Y escucharías los golpes en la puerta y los gritos de gente diciendo: “¡Policia! ¡Que nadie se mueva!”
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